Esta Historia de la literatura no es en absoluto más estúpida que otras muchas reputadas que hay
por ahí. Pero sí es bastante más cómica, pues incluye artículos burlescos sobre literatura, versos imitativos, falsas reseñas de libros,
textos apócrifos, parodias teatrales, burla de los talleres de
escritura y otras cosas sorprendentes. El libro pone en solfa a
los autores pelmazos, a los libros infumables, a los clásicos soporíferos, a la
preceptiva académica, a los estudios pedantes, a las investigaciones absurdas y
a otros aspectos de ese negocio del que comen los libreros y al que
muchos se empeñan tontamente en definir como arte literario.